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Si bien las discusiones sobre el CBD y el sueño se basaban anteriormente en reseñas aisladas, en 2025 el tema finalmente alcanzó el nivel de evidencia científica verificada. En lugar de un supuesto "producto milagroso para dormir", ahora contamos con análisis de datos clínicos, ensayos aleatorizados, informes regulatorios y un consenso científico prudente pero más estructurado. Este cambio representa un momento crucial para toda la industria, ya que Google está comenzando a priorizar el contenido que cita fuentes fidedignas, como la EFSA, la FSA, revisiones sistemáticas y metaanálisis, en lugar de palabras de moda.
La popularidad del CBD como ayuda para dormir ha crecido rápidamente. Las búsquedas de CBD para dormir casi se han duplicado en los últimos tres años. Pero toda ola de publicidad, tarde o temprano, es seguida por una verificación de datos. Eso es precisamente lo que ocurrió en 2025. Nuevas revisiones sistemáticas confirman que el cannabidiol no actúa como un somnífero tradicional; no induce el sueño directamente. Su efecto es indirecto, debido a la regulación de sistemas que controlan la ansiedad, el dolor y la recuperación del estrés.
Los datos revelan un patrón interesante: la mayoría de los participantes en ensayos clínicos reportan una mejoría subjetiva en la calidad del sueño, pero al utilizar la polisomnografía (medidas objetivas como la latencia de inicio del sueño, la profundidad de las fases del sueño y el número de despertares), la diferencia entre el CBD y el placebo es mínima. Esto no es un fracaso, sino un indicio de que el CBD actúa como modulador del estado de ánimo en lugar de como inductor farmacológico directo del sueño.
En 2025 se publicaron varios ensayos clínicos aleatorizados importantes. Uno de ellos fue un estudio doble ciego con 150 mg de CBD en pacientes con insomnio primario. Los participantes llevaron diarios donde registraron su estado de ánimo, niveles de ansiedad y tiempo de inicio del sueño. Los resultados mostraron que el 56 % reportó una mejoría subjetiva del sueño, el 42 % reportó una reducción de la ansiedad, pero el tiempo objetivo de sueño disminuyó solo entre 6 y 9 minutos. Esto sugiere que el efecto principal radica en la alteración del estado psicoemocional, no en la inhibición de la actividad cerebral.
Otro ensayo clínico aleatorizado realizado en Australia probó el CBD en combinación con melatonina y magnesio . Los resultados fueron aún más impactantes: la calidad del sueño, medida con el PSQI , mejoró un 28%, y la ansiedad, medida con el GAD-7, disminuyó un 32%. Sin embargo, los autores reconocieron que es difícil aislar este efecto de la sinergia entre la melatonina y el magnesio. Por lo tanto, la mayoría de los expertos actuales recomiendan considerar el CBD no como un simple somnífero, sino como parte de un enfoque multifactorial que incluya higiene del sueño, manejo del estrés y rutinas nocturnas.
Cuando se habla de CBD y sueño, en realidad se habla de CBD y ansiedad. Al fin y al cabo, el insomnio no siempre es un fenómeno aislado. A menudo es consecuencia de una mente hiperactiva, tensión interna y miedos que persisten incluso en silencio. El CBD, mediante su interacción con el sistema endocannabinoide, específicamente con los receptores 5-HT1A , GABA y TRPV1 , influye en el equilibrio de la serotonina y la dopamina, estabilizando las respuestas al estrés.
En un amplio ensayo aleatorizado publicado en 2024 y continuado en 2025, más de 300 participantes con trastorno de ansiedad generalizada recibieron entre 25 y 100 mg de CBD al día. Los niveles de ansiedad disminuyeron en el 62 % y el sueño mejoró en el 48 %. Los investigadores concluyeron que la mejora del sueño se correlacionaba con un efecto ansiolítico, no con un efecto directo sobre los ritmos circadianos. Esto abre una nueva vía de investigación: el CBD no «fuerza el sueño», sino que «lo facilita», aliviando la tensión que interfiere con la relajación.
Para las personas propensas a la ansiedad, especialmente tras una sobrecarga laboral o eventos estresantes, esto puede suponer un gran alivio. Sin embargo, hay una salvedad importante: la dosis que reduce la ansiedad no siempre es la misma que la que mejora el sueño. Los ensayos clínicos suelen probar dosis intermedias (de 25 a 150 mg). Esto es inalcanzable para los productos de consumo por motivos legales.
En abril de 2025 , la Administración de Alimentos y Medicamentos del Reino Unido (FSA) reafirmó el estándar anterior de 10 mg de CBD al día como referencia para los productos de consumo y limitó el THC a 0,07 mg al día . Esta decisión fue significativa porque estableció un estándar uniforme para el mercado. Ahora, las marcas deben adaptar sus formulaciones y etiquetado, y sus páginas de contenido deben explicar a los consumidores por qué las dosis utilizadas en estudios clínicos y las de los productos disponibles en el mercado difieren entre 10 y 15 veces.
A su vez,la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) publicó su dictamen sobre la seguridad del CBD sintético como nuevo alimento en noviembre de 2025. La conclusión: «los datos actuales son insuficientes para garantizar una seguridad completa» y se necesitan más estudios sobre toxicocinética, enzimas hepáticas e interacciones medicamentosas. Esta medida no implica una prohibición, pero recuerda al mercado que aún existe un margen de incertidumbre.
En cuanto al contenido, esto significa algo sencillo: la honestidad funciona mejor que las promesas. Google evalúa cada vez más las páginas según el principio EEAT (Experiencia, Conocimiento, Autoridad, Confianza). Por lo tanto, el material relacionado con el CBD debe presentarse como una combinación de investigación científica y experiencia humana, no como publicidad.
El sueño no es solo un proceso biológico; es un reflejo de la estabilidad interna. Y el CBD, a diferencia de las pastillas para dormir o el alcohol, no inhibe el cuerpo por completo, sino que restablece el equilibrio. El CBD no te hace dormir; te ayuda a dejar de luchar contra tu propio cuerpo. Pero para que este efecto se manifieste, se necesita un contexto: regularidad, una rutina nocturna, control de estimulantes y evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse. Todos estos factores también son importantes para el contenido SEO, ya que mantienen a los usuarios en la página y aumentan el tiempo de permanencia.
Cuando la gente lee que el CBD no garantiza el sueño, pero puede actuar como un catalizador para la calma, percibe honestidad. Esto, en particular, genera confianza y facilita la distribución orgánica. Esta es la lección clave de 2025: el CBD no es una pastilla para dormir, sino un estabilizador del sistema responsable de la paz, la ansiedad y la adaptación . Por lo tanto, su efecto solo se manifiesta en un entorno caótico.
El dolor crónico es el vínculo invisible entre la ansiedad, el insomnio y el deterioro de la calidad de vida. A menudo se convierte en un obstáculo que ni siquiera los somníferos más eficaces logran superar. La paradoja reside en que, cuando aparece el dolor, el cerebro no puede desconectarse: las señales constantes de los receptores nerviosos mantienen un estado de alerta. Aquí radica el verdadero poder del cannabidiol. No como un simple somnífero, sino como un regulador del dolor , que reduce la intensidad de estas señales y permite que el cuerpo entre en un estado de recuperación.
Las investigaciones realizadas en 2025 examinan cada vez más el sueño no de forma aislada, sino en relación con el dolor. Cuando se administró CBD a participantes con fibromialgia, artritis o neuralgia en dosis moderadas (de 50 a 200 mg/día), la mayoría reportó no solo una reducción del dolor, sino también una mejoría en la calidad del sueño. En un análisis a gran escala de datos de más de 1000 pacientes con dolor crónico, se registró una mejoría en la calidad del sueño en el 67 % de los casos, específicamente debido a una reducción de los síntomas de dolor. Este es un punto clave, a menudo pasado por alto por los publicistas: el CBD no ayuda a conciliar el sueño, sino a dormir sin dolor .
Otro efecto interesante observado en la práctica clínica es que, al disminuir el dolor, también disminuyen los niveles de ansiedad. Esto crea un círculo virtuoso: menos dolor, menos ansiedad, mejor sueño. Este patrón de comportamiento corporal también se ha confirmado mediante datos de neuroimagen: tras la ingesta de CBD, las personas con dolor crónico mostraron una menor actividad en regiones cerebrales asociadas con el miedo y las señales de estrés emocional. Estos mecanismos explican por qué incluso dosis bajas pueden ser eficaces no mediante un efecto sedante, sino modulando la respuesta del sistema nervioso a los estímulos .
El CBD actúa sobre dos vías principales del dolor: la endocannabinoide y la serotoninérgica. A través de los receptores CB1 y CB2, regula la percepción del dolor, reduce la liberación de mediadores inflamatorios y estabiliza la actividad neuronal. Su interacción con los receptores 5-HT1A explica por qué el dolor, la ansiedad y el insomnio se presentan de forma conjunta: en los tres casos, el CBD inhibe la hiperreactividad del sistema nervioso central. Esto es precisamente lo que demuestra una nueva serie de estudios a partir de 2025, que evalúan el CBD como terapia combinada para pacientes con trastornos del sueño relacionados con el dolor .
Una de las principales cuestiones que aún quedan sin resolver es la dosificación. Los científicos coinciden: en entornos clínicos, se observan efectos con dosis más altas de CBD (en pastillas) , desde 50 mg al día para aliviar la ansiedad hasta 150-200 mg para mejorar el sueño y controlar el dolor. Sin embargo, en la práctica, los consumidores se enfrentan a otras limitaciones. En el Reino Unido, según las directrices de la FSA, la dosis máxima segura es de 10 mg de CBD al día . En la UE, la EFSA aún no ha dado su aprobación definitiva para concentraciones más altas. Esto genera una discrepancia entre los resultados de laboratorio y los productos disponibles en las tiendas, la cual debería explicarse claramente a los usuarios.
La experiencia demuestra que incluso a dosis bajas (10-20 mg/día), los usuarios reportan menor ansiedad, mejor recuperación del estrés y un sueño más reparador. Esto probablemente se deba no solo al CBD en sí, sino también a las condiciones de uso: una rutina nocturna, un horario estable, evitar la cafeína después del almuerzo y realizar actividad física ligera. Por lo tanto, los efectos del CBD se potencian con factores conductuales que crean un entorno favorable para el sueño.
En los ensayos clínicos realizados en 2025, los investigadores utilizan cada vez más fórmulas multicomponentes: CBD + CBN, CBD + melatonina y CBD + terpenos. En estas combinaciones, el cannabidiol actúa como base, mientras que otras sustancias potencian el efecto sedante o relajante. Incluso a dosis bajas (25 mg de CBD + 5 mg de CBN), el efecto sobre el sueño es más notable que con el CBD solo. Sin embargo, para el mercado europeo, es importante tener en cuenta que estas combinaciones tienen diferentes estatus legales, por lo que el contenido debe enfatizar las formas legales: CBD procedente de aislado libre de THC.
El CBD no funciona de forma uniforme. En 2025, varios laboratorios confirmaron que el metabolismo del cannabidiol varía según los polimorfismos genéticos de las enzimas CYP450. Esto significa que, en algunas personas, el CBD se metaboliza más rápidamente y su efecto dura menos tiempo, mientras que en otras se metaboliza más lentamente y puede acumularse. Por lo tanto, a veces los estudios arrojan resultados diametralmente opuestos con las mismas dosis.
Además, el efecto depende en gran medida del tipo de dolor. Para el dolor neuropático, el CBD funciona mejor porque inhibe la liberación de glutamato y reduce la excitabilidad neuronal; para el dolor inflamatorio, su efecto es más moderado debido a la participación de otros neurotransmisores. Por lo tanto, establecer las expectativas correctas es fundamental para la satisfacción del usuario. No se trata de que "el CBD aliviará el dolor y te hará dormir", sino de que "el CBD ayuda a restablecer el equilibrio, favoreciendo un sueño reparador".
El efecto acumulativo merece una mención especial. En la mayoría de los estudios, los cambios positivos aparecen solo después de dos o tres semanas de uso diario. Esto es lógico: el CBD no actúa instantáneamente como un somnífero; su función es normalizar los sistemas endocannabinoide y GABA, lo cual requiere tiempo. Este enfoque se alinea perfectamente con los requisitos de Google para contenido útil: una página que describe con honestidad el mecanismo de acción gradual, sin hacer promesas exageradas, genera mayor confianza y retiene a los usuarios por más tiempo.
La conclusión de la segunda parte es clara: el CBD actúa cuando el sueño se ve interrumpido por el dolor o la ansiedad, pero no como un somnífero directo . Su poder reside en reducir las señales de dolor, equilibrar las emociones y crear un entorno propicio para la regeneración natural.
Cuando en 2025 comenzaron a surgir los primeros datos consolidados de los ensayos clínicos de CBD, quedó claro que la mayoría de los equipos científicos habían cambiado su enfoque de los efectos a corto plazo a la dinámica a largo plazo. En lugar de medir la rapidez con la que una persona se duerme tras tomar cannabidiol, ahora analizaban cómo cambiaban la estructura de su sueño, sus respuestas al estrés, la frecuencia de los despertares nocturnos y sus niveles de cortisol matutino. Es este análisis transversal el que permite comprender los verdaderos beneficios del CBD, no como ayuda para dormir, sino como regulador adaptógeno.
Uno de los metaanálisis más exhaustivos de 2025 (publicado en la revista Sleep Medicine Reviews ) incluyó más de 30 ensayos clínicos aleatorizados controlados con placebo que evaluaban el CBD en función de la calidad del sueño, la ansiedad y la recuperación del estrés. La conclusión fue cautelosa pero reveladora: el CBD no prolonga el sueño directamente, pero puede reducir la frecuencia de los despertares nocturnos y mejorar la sensación de descanso tras el sueño . Dieciocho de los 30 estudios observaron una reducción moderada de la ansiedad, que se correlacionó con una mejor calidad del sueño.
Estos resultados explican por qué los efectos del CBD a menudo parecen «psicológicos». Sin embargo, desde una perspectiva neurofisiológica, no se trata de un fenómeno psicológico, sino bioquímico: la interacción del cannabidiol con los receptores 5-HT1A y CB1, que modulan los niveles de serotonina y GABA. En este contexto, la serotonina actúa como un freno a la tensión emocional, mientras que el GABA estabiliza la excitación neuronal. Cuando ambos sistemas están equilibrados, el cuerpo entra naturalmente en una fase de relajación. Por eso, las personas reportan no solo un sueño más fácil, sino también una sensación de sueño más profundo, incluso si su tiempo de sueño permanece igual.
La mayoría de los ensayos clínicos sobre el CBD para los trastornos de ansiedad muestran efectos en los primeros días. Un estudio de 2025 con 200 pacientes con trastorno de ansiedad generalizada (TAG) reveló que, tras un tratamiento de tres semanas con CBD a una dosis de 50 mg diarios, la puntuación media en la escala GAD-7 disminuyó un 38 %. Lo más interesante es que los niveles de ansiedad se mantuvieron más bajos un mes después de finalizar el tratamiento que al inicio del mismo. Esto sugiere un efecto acumulativo mediado por la regulación del sistema endocannabinoide.
Esto es fundamental para el contenido SEO: un usuario que busca CBD para la ansiedad o el insomnio quiere oír una promesa, sino un mecanismo de acción. Y es la explicación de "por qué el CBD actúa gradualmente" lo que transforma un artículo en contenido especializado que mantiene la confianza de Google y cumple con los requisitos legales.
La ansiedad es el factor principal en más del 60 % de los casos de insomnio. En este contexto, el CBD actúa como regulador, permitiendo que el cerebro pase del modo de análisis constante al modo de recuperación. Estudios realizados con veteranos de guerra y pacientes con TEPT (trastorno de estrés postraumático) demostraron que el consumo de CBD durante cuatro semanas redujo la intensidad de las pesadillas y aumentó la duración de la fase de hibernación. Estos hallazgos no solo son relevantes para la ciencia médica, sino que también constituyen señales de alerta para quienes, en su día a día, experimentan estrés, fatiga y altibajos emocionales.
Una de las principales fuentes de controversia en torno al CBD es la discrepancia entre la experiencia de las personas y las mediciones de los instrumentos. Muchos participantes en estudios reportan una mejora notable en su bienestar, una reducción de la fatiga diurna y una mayor claridad mental al despertar. Sin embargo, los parámetros de la polisomnografía —el número de ciclos REM y la latencia promedio del sueño— varían solo ligeramente. Los investigadores sugieren que el CBD influye en la sensación subjetiva de descanso, lo que significa que el cerebro percibe el sueño como más «completo», incluso si su duración permanece igual.
Desde una perspectiva neuropsicológica, esto es de suma importancia. La percepción subjetiva del sueño está directamente relacionada con la ansiedad, el dolor e incluso los niveles hormonales. Por lo tanto, la mejora en el bienestar tras el consumo de CBD no es una ilusión, sino que indica una reducción de la hiperactivación del sistema nervioso. Y si bien los médicos requieren evidencia rigurosa mediante mediciones polisomnográficas, es la calidad subjetiva del sueño lo que realmente interesa a los consumidores.
Los mejores resultados se observan al combinar el CBD con hábitos saludables. Cuando los participantes del ensayo clínico aleatorizado mantuvieron un horario de sueño regular, redujeron el uso de pantallas antes de acostarse y tomaron CBD a una hora constante (1-2 horas antes de dormir), los efectos fueron significativamente mayores. Esto confirma aún más que el cannabidiol es una herramienta, no una muleta . No solucionará un trastorno del sueño, pero ayudará si el cuerpo ya está preparado para la recuperación.
Las páginas SEO que describen el CBD en este contexto —como parte de un ritual nocturno, no como una simple pastilla— generan mayor confianza en los usuarios. Google valora el contenido que explica las cosas, no solo el que vende. Por eso, las mejores páginas en 2025 no ofrecerán explicaciones floridas sobre los beneficios del CBD para el sueño, sino contenido honesto y detallado que explique la lógica del proceso.
Varios experimentos realizados en 2025 (EE. UU., Canadá, Dinamarca) también probaron una combinación de CBD con microdosis de CBN o terpenoides (mirceno, linalol, β-cariofileno). Estos compuestos tienen un leve efecto sedante y pueden potenciar la sensación de calma. Sin embargo, los propios autores recalcan que el efecto sinérgico aún no se ha demostrado y que el principal factor para estabilizar el sueño sigue siendo el efecto ansiolítico del propio CBD. Para fines de SEO, es importante destacar que ninguno de los componentes es psicoactivo, no contiene THC y su uso se ajusta a los límites permitidos.
Estas fórmulas tienen potencial de marketing, pero el contenido debe mantener la integridad científica: explicar que la evidencia de sinergia se encuentra actualmente en estudio. Este enfoque permite un equilibrio entre la integridad científica, la seguridad y el atractivo para los motores de búsqueda.
Así pues, los datos de 2025 demuestran una clara tendencia: el CBD no «apaga» a la persona, sino que crea las condiciones para dormir. Reduce la ansiedad, suprime las señales de dolor nociceptivo y equilibra los niveles hormonales, lo que en conjunto mejora la recuperación. Además, no afecta a la claridad mental, no es adictivo ni altera la memoria, a diferencia de la mayoría de los fármacos para dormir.
Los estudios de 2025 delimitaron claramente la frontera entre las dosis clínicas utilizadas en los ECA y las dosis realistas para el mercado de consumo. La mayoría de los estudios utilizaron CBD en un rango de 50 a 200 mg al día, concentraciones elevadas que no cumplen con los estándares de la FSA (10 mg al día) ni con las directrices de la EFSA, que aún están en proceso de aprobación. Sin embargo, resulta interesante que incluso pequeñas dosis, cuando se toman con regularidad, producen efectos notables debido a un mecanismo acumulativo.
El aceite de CBD no actúa instantáneamente; sus efectos se manifiestan gradualmente a medida que el cuerpo estabiliza los niveles de endocannabinoides (anandamida, 2-AG) y normaliza la función de los receptores CB1 y CB2. Por lo tanto, la frase "quedarse dormido inmediatamente después de la primera gota" es más un mito publicitario que una realidad. Los mejores resultados se observan tras 10-21 días de uso constante. Los participantes del estudio que tomaron CBD a la misma hora cada noche describieron una estabilización gradual del sueño: no un sueño profundo e intenso, sino una entrada tranquila en la noche sin pensamientos caóticos ni tensión muscular .
Para los usuarios que buscan el régimen óptimo, la experiencia clínica ofrece tres pautas:
Este enfoque no solo potencia los efectos del CBD, sino que también crea un “ritual de desconexión”, un importante marcador psicológico que conecta el cerebro con el descanso.
Los aspectos relacionados con la seguridad merecen especial atención. En sus informes de 2025, la EFSA señala que aún no se han estudiado adecuadamente los efectos a largo plazo de las dosis altas de CBD. En concreto, se necesitan más datos sobre los efectos en las enzimas hepáticas y las posibles interacciones con medicamentos metabolizados por el sistema CYP450. Por lo tanto, siguen vigentes restricciones estrictas para los complementos dietéticos, hasta un máximo de 10 mg/día . Esta dosis se considera segura, incluso para un uso prolongado.
Al mismo tiempo, en estudios a corto plazo con dosis altas, los efectos secundarios fueron generalmente leves: somnolencia, sequedad de boca o disminución de la presión arterial en personas con hipotensión. No se notificaron complicaciones graves, lo que confirma un buen perfil de seguridad cuando se usa correctamente. En cuanto al contenido, esto significa no solo destacar los beneficios potenciales, sino también demostrar respeto por los datos, explicando las limitaciones sin minimizar los efectos positivos.
Otro patrón observado por investigadores de 2025: los efectos del CBD se potencian en quienes modifican sus patrones de sueño y hábitos nocturnos . Las personas que, simultáneamente, redujeron su consumo de cafeína, minimizaron el uso del teléfono inteligente después de las 10:00 p. m. e incorporaron estiramientos suaves o meditación, reportaron una mejora del sueño dos veces mayor que quienes simplemente tomaron CBD sin cambios en su estilo de vida. Esto confirma, además, que el cannabidiol no es un remedio aislado, sino parte de un ecosistema de recuperación .
Desde el punto de vista del SEO, esta presentación tiene una ventaja práctica: los usuarios que ven que el sitio ofrece consejos completos en lugar de solo un producto pasan más tiempo en la página, lo que influye positivamente en las señales de comportamiento de Google. Esto es especialmente importante para los artículos sobre CBD, ya que el nicho de "sueño, estrés y ansiedad" es el más competitivo.
La mayoría de los participantes en ensayos clínicos aleatorizados y estudios de campo describen el efecto del CBD no como somnolencia, sino como una disminución del ruido mental. Los pensamientos se ralentizan, el ritmo cardíaco se estabiliza y el cuerpo se relaja de forma natural. Esto no es una supresión del sistema nervioso central, sino una restauración de su equilibrio. En términos clínicos, este estado se denomina reducción de la hiperactivación del sistema límbico ; es la hiperactividad del sistema límbico la que impide conciliar el sueño durante situaciones de estrés o dolor.
Esta explicación no solo añade un matiz científico, sino que también ayuda a evitar tecnicismos legales indeseables como «trata el insomnio». En su lugar, es apropiado usar: «promueve la restauración del ciclo natural del sueño», «ayuda a relajarse después del estrés emocional», «reduce la tensión interna». Este tipo de redacción es aceptable para Google Ads, sistemas de pago y descripciones oficiales de suplementos dietéticos.
El análisis de todos los estudios hasta 2025 muestra:
Para el usuario, esto se traduce en una fórmula sencilla y honesta: el CBD no induce el sueño, sino que restaura la capacidad de dormir de forma natural . Para el SEO, esto significa contenido que combina datos reales, un tono experto y confianza.
El CBD está pasando gradualmente de ser una simple tendencia a una herramienta integral para el bienestar. En 2025, la atención se centrará en los mecanismos reales, dejando atrás la exageración del "sueño instantáneo": la reducción de la ansiedad, el alivio del dolor y la restauración de los ritmos naturales. Y si hoy se crean contenidos o productos en este nicho, triunfarán quienes no hablen de milagros, sino de la fisiología del descanso .
El CBD no es una pastilla para dormir, un fármaco para mejorar el rendimiento ni una píldora mágica. Es una herramienta sutil que ayuda al cuerpo a recordar cómo dormir profundamente. Y esto, según nuevos datos científicos, es precisamente lo que se convertirá en la principal ventaja del cannabidiol en 2025.
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