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Una opción de regalo original y una sabrosa alternativa al aceite de CBD. Una forma natural de apoyar tu estado psicoemocional y tu bienestar general.
Compuesto:
Al abrir el paquete, te sumerges de inmediato en una atmósfera fresca, estimulante y a la vez acogedora. El sutil aroma a manzana verde se despliega suavemente, como si la piel de una fruta jugosa acabara de romperse. Tras él se perciben matices de vainilla, ligeramente dulces, cremosos y envolventes. Pero a diferencia de los dulces sintéticos, el aroma es vivo, natural y cálido. No te corta, sino que te invita a probarlo.
Desde el primer bocado, se percibe su dulzor natural (gracias al azúcar blanco y la dextrosa), sin resultar excesivamente empalagoso. La vainilla y la manzana verde se funden en un diálogo: una cálida y envolvente, la otra refrescante, ligeramente ácida y vivaz. Este dúo crea la sensación de un postre con un toque especial: primero una ligera frescura, luego un regusto dulce y una profundidad a frutos secos.
La sal de mesa funciona como potenciador del sabor: enfatiza las notas dulces y aceitosas, haciendo que el sabor sea más rico y completo.
Los tintes naturales, como la curcumina y la clorofila, aportan al producto un cálido tono amarillo verdoso. Esto realza visualmente su origen natural. Sin colores neón ácidos, solo tonos cálidos, terrosos y naturales.
La textura es densa, pero no dura. Se derrite, pero no se deshace. Se desmenuza y cruje agradablemente, dejando una sensación de consistencia cremosa, pero no pesada.
Este producto es la personificación de un postre consciente. Aquí, cada ingrediente no solo busca el sabor, sino el equilibrio: cuerpo, ánimo y estado físico. El aroma despierta, el sabor complace, el regusto calma. Y todo esto, sin excesos, sin complicaciones. Solo naturalidad, beneficio y placer que se siente con todos los sentidos.
Estos cogollos de CBD son más que un simple postre. Son un capricho consciente, donde cada detalle está pensado: desde la composición hasta la textura, desde el efecto hasta el significado. Aquí te explicamos por qué destacan entre otros postres:
La mayoría de los postres se basan en azúcar de rápida absorción y calorías vacías. Y los cogollos de CBD son:
Es un postre que no te hace sentir culpable, porque te estás cuidando a ti mismo y no solo satisfaciendo un antojo momentáneo.
Estos cogollos no solo son deliciosos. También aportan:
No te "empujan", sino que armonizan. No es un subidón por el mero hecho de subir, sino un retorno a la normalidad, a uno mismo.
No es solo dulce. Es complejo, profundo y vibrante.
Este es un postre en el que hay algo de reflexión y no es solo marketing forzado.
Los cogollos de CBD se relacionan con la atención plena:
No compiten con otros postres: existen en una categoría diferente: donde la comida se convierte en cuidado, placer y terapia a la vez.
Por eso estos conos son mejores que otros postres. Porque se trata de ti. De tu sabor, de tu salud, de tu tranquilidad. Y lo notas desde el primer bocado.
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