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Entre 2023 y 2024, los investigadores se centraron principalmente en compuestos como el THCP y el HHC . Sin embargo, otro cannabinoide, menos conocido pero prometedor, el THCNM ( tetrahidrocannabinol-N-metil ), ha cobrado relevancia en la comunidad científica. Si bien aún es poco frecuente encontrarlo en publicaciones científicas, esta molécula ya despierta un gran interés entre los fitoquímicos. El principal motivo de esta atención es la modificación estructural del Δ9-THC: la adición de un grupo metilo, que, según las hipótesis preliminares, podría afectar significativamente el mecanismo de interacción con los receptores del sistema endocannabinoide.
Aunque el THCNM se clasifica como un derivado sintético del Δ9-tetrahidrocannabinol, se considera con mayor precisión una forma estructuralmente alterada del THC natural. Estas modificaciones dirigidas se han utilizado en química farmacéutica durante décadas: la adición de pequeños grupos funcionales puede alterar la duración de acción de un compuesto, su afinidad por los receptores CB1 y CB2 o su metabolismo hepático. Por este motivo, el THCNM se considera actualmente una herramienta importante para analizar cómo pequeños cambios estructurales afectan las propiedades farmacológicas de los cannabinoides.
Los resultados iniciales de experimentos in vitro, así como los informes anecdóticos de usuarios de 2024-2025, indican que el THCNM podría presentar una mayor afinidad por los receptores CB1 , los mismos receptores a través de los cuales el Δ9-THC ejerce la mayoría de sus efectos psicoactivos. Esto significa que la molécula probablemente se une con mayor afinidad y permanece activa durante más tiempo que el THC convencional, por lo que podrían producirse efectos pronunciados incluso a dosis más bajas. Esto abre la posibilidad a los investigadores de estudiar cómo los cambios estructurales influyen en el comportamiento de los cannabinoides.
El Δ9-tetrahidrocannabinol clásico posee una estructura característica de cadena de carbono. La adición de un grupo metilo (–CH₃) al grupo amino del THCNM altera la configuración espacial de la molécula, su densidad electrónica y su polaridad. Por lo tanto, según los primeros modelos, el THCNM podría metabolizarse más lentamente en el hígado. Esto explica los informes sobre un efecto potencialmente más prolongado: aproximadamente de 6 a 8 horas, frente a las 3 a 4 horas habituales del Δ9-THC.
Referencia: El THCNM es tetrahidrocannabinol-N-metilo, con la fórmula aproximada $C_{22}H_{31}NO_2$. La principal diferencia con el Δ9-THC radica en la modificación del átomo de nitrógeno mediante la adición de un grupo metilo (–CH₃), lo cual afecta la cinética y la afinidad por los receptores CB1.
La mayor estabilidad metabólica de la molécula también implica una mayor acumulación en los tejidos con el uso regular. Esto tiene un doble efecto farmacológico: una acción terapéutica prolongada, pero también una eliminación más lenta del organismo. Por lo tanto, el THCNM se considera actualmente un modelo de investigación más que un compuesto para su uso comercial generalizado.
Los datos que aparecen en los primeros borradores y en plataformas independientes sugieren que el THCNM puede producir efectos similares al Δ9-THC, pero con diferente intensidad y duración. Las reacciones más comunes son las siguientes:
Algunos usuarios han informado de intensos efectos visuales a dosis más altas, lo que puede indicar una mayor implicación de las estructuras del SNC, pero tales observaciones siguen siendo puramente subjetivas.
Es importante que los científicos determinen si el THCNM altera la interacción con los receptores CB1 lo suficiente como para producir un perfil de acción distinto al del Δ9-THC. Si se confirma, los derivados del THCNM podrían servir de base para el desarrollo de moléculas diseñadas para aplicaciones que requieren un efecto terapéutico más duradero o estable.
A partir de 2025, el THCNM aparece cada vez más en estudios comparativos junto con otros cannabinoides emergentes como el THCP, el HHC , el HHCP y el THCB. Los analistas señalan que el THCNM ocupa una posición intermedia en cuanto a potencia psicoactiva: es más potente que el HHC, pero no presenta la misma afinidad excepcional por los receptores que el THCP con su cadena lateral extendida.
La característica única del THCNM es que, a diferencia del THCP, que potencia su actividad debido a una longitud de cadena de carbono modificada, o del HHC, un análogo hidrogenado del THC con un efecto más suave, el THCNM actúa principalmente mediante la modificación del átomo de nitrógeno. Esto crea un mecanismo diferente para alterar las propiedades farmacológicas, no a través de cambios en la "cola" de la molécula, sino a través de cambios en la parte central de la estructura, lo que puede afectar la estabilidad metabólica y la duración de la acción.
Por ello, los expertos consideran que el THCNM es un componente prometedor para futuros experimentos de laboratorio, ya que complementa las clases ya conocidas de derivados del THC y permite una mejor comprensión de las diferencias entre las modificaciones estructurales y sus consecuencias farmacológicas.
En una "escala de potencia" convencional de cannabinoides, los analistas sitúan el THCNM aproximadamente entre el HHC y el THCP, pero con un comportamiento más cercano al Δ9-THC que a sus derivados radicalmente sintéticos.
A modo de referencia: el THCP tiene siete átomos de carbono en su cadena lateral y presenta un aumento considerable en su capacidad de unión a los receptores CB1; el HHC es una forma hidrogenada del THC con una acción más suave y de menor duración; el THCNM no afecta a la "cola" de carbono, pero modifica el nitrógeno, lo que afecta naturalmente a la velocidad de degradación y a la vida media.
Debido a estas diferencias, el THCNM crea un nicho distinto entre los nuevos derivados del Δ9-THC y puede considerarse un modelo intermedio entre el cannabinoide natural clásico y los análogos sintéticos altamente potentes.
Dado que el THCNM aún no se ha sometido a ensayos clínicos a gran escala, es imposible evaluar con precisión su nivel de riesgo. Algunos efectos secundarios podrían coincidir con los del Δ9-THC: fluctuaciones de la frecuencia cardíaca, sequedad de las mucosas, fatiga y una disminución transitoria de la presión arterial. Sin embargo, debido a su mayor afinidad por los receptores CB1, teóricamente es posible que se presenten episodios de ansiedad o reacciones emocionales agudas, incluso con mayor intensidad.
Un problema aparte se refiere a su estatus legal. Debido a la falta de datos toxicológicos en la mayoría de los países (Europa, Estados Unidos y Canadá), el THCNM no figura ni como sustancia aprobada ni como prohibida. Esto crea un vacío legal, donde un compuesto aparece en catálogos científicos pero no está aprobado para el consumo humano.
En la UE, los organismos reguladores están adoptando un enfoque prudente. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) comenzó a monitorizar todos los nuevos derivados de cannabinoides, incluidos el HHCP, el THCP y el THCNM, entre 2024 y 2025. Los resultados del análisis preliminar servirán de base para un documento técnico que determinará si dichos compuestos pueden solicitar su aprobación como posibles nuevos ingredientes alimentarios.
El Observatorio Europeo del CBD (EMCDDA) ha documentado casos de THCNM en muestras de productos de diseño no oficiales, especialmente cartuchos de vapeo y aceites vegetales, pero la pureza y el origen de dichos productos casi nunca se confirman. Esto supone un reto para el mercado del CBD, que intenta desvincularse de compuestos peligrosos o no probados.
La situación es distinta en el sistema regulatorio estadounidense: debido a su similitud química con el Δ9-THC, la DEA puede tratar el THCNM como una sustancia controlada o precursor, incluso si la molécula no figura formalmente en la lista. En los estados donde el THC está limitado al 0,3 %, la presencia de THCNM en los productos puede considerarse un intento de eludir las restricciones legales.
Por lo tanto, incluso los fabricantes de estándares químicos indican en sus certificados que el THCNM solo puede utilizarse en estudios de laboratorio y no en productos comerciales.
El THCNM sigue siendo un ejemplo de cómo una pequeña modificación en una molécula puede alterar significativamente el equilibrio entre seguridad y potencia. Si pruebas adicionales confirman que el compuesto posee un potencial analgésico o ansiolítico estable sin efectos tóxicos, podría servir de base para nuevas formas farmacéuticas, como sistemas de inhalación o suplementos microencapsulados.
La comunidad científica espera con interés los primeros estudios toxicológicos del THCNM en revistas especializadas como Frontiers in Pharmacology y el Journal of Cannabis Research. Resulta de particular interés la posible interacción del THCNM con los receptores GABA, lo que podría explicar sus profundos efectos sedantes.
Uno de los principales problemas identificados por los investigadores en 2025 es la inestabilidad de la molécula de THCNM. Debido al grupo metilo adicional, el compuesto es altamente susceptible a la oxidación por oxígeno y luz ultravioleta. Esto significa que, incluso en condiciones de laboratorio controladas, su actividad puede disminuir rápidamente. Para aplicaciones prácticas, esta propiedad es crítica y requiere el desarrollo de formulaciones protectoras, como microcápsulas o suspensiones estabilizadas.
Otro aspecto es la interacción con el sistema metabólico. Un estudio preliminar, elaborado por un equipo de la Universidad McGill para su publicación en Frontiers in Pharmacology, señaló que el THCNM puede inhibir parcialmente la enzima CYP2C9. Esta enzima desempeña un papel fundamental en el metabolismo de anticoagulantes, AINE y algunos anticonvulsivos. Si se confirman estos hallazgos, la interacción del THCNM con el fármaco podría ser significativa, similar a la observada con el CBD, pero potencialmente más pronunciada.
Debido a estos factores, los científicos señalan que, si bien el THCNM tiene un alto valor para la investigación, todavía no es apto para su uso masivo y debe permanecer dentro de laboratorios controlados hasta que se disponga de datos toxicológicos y clínicos completos.
El THCNM en 2025 representa el siguiente paso en el desarrollo de los cannabinoides: de compuestos naturales a estructuras moleculares modificadas más precisas. Demuestra la gran importancia que pueden tener incluso cambios mínimos en la estructura de una molécula y cómo esto afecta la duración, la naturaleza y la potencia de los efectos de una sustancia. Sin embargo, por ahora, el THCNM sigue siendo objeto de investigación fundamental, no un producto comercializado.
Según datos de la Universidad McGill (2025): "El THCNM potencialmente exhibe una cinética más prolongada y un perfil psicoactivo moderado, lo que lo convierte en una herramienta útil para investigar las vías cannabinoides, pero no en un candidato listo para uso clínico".
El principal valor del THCNM radica en que ayuda a los científicos a comprender mejor los sutiles mecanismos de interacción entre los cannabinoides y el sistema nervioso. En este sentido, su papel es comparable al del CBD a principios de la década de 2010: gran interés, datos escasos y un sinfín de posibilidades teóricas.
Los próximos pasos incluyen la recopilación y confirmación de parámetros toxicológicos, la investigación de las interacciones con los receptores CB1, el estudio de la estabilidad y la construcción de modelos moleculares para otros derivados. Solo entonces se podrá determinar si el THCNM tiene el potencial de formar parte de futuras soluciones terapéuticas.
A principios de 2025, el THCNM seguía en un limbo legal: no figuraba ni en las listas de sustancias aprobadas ni en la categoría de compuestos estrictamente controlados en la UE, el Reino Unido, Canadá ni EE. UU. Esta situación es habitual en los nuevos derivados de cannabinoides, que aparecen en los catálogos de laboratorio con mayor rapidez de la que pueden someterse a la evaluación regulatoria.
En Europa, los organismos reguladores adoptan un enfoque precautorio: hasta que no se disponga de datos suficientes, no se aprueba la comercialización de nuevas sustancias. La EFSA ya está realizando estudios toxicológicos del THCNM, el HHCP y otros nuevos derivados. Se prevé la publicación, para finales de 2025, de un documento técnico que definirá los parámetros de seguridad indicativos y las áreas para futuras investigaciones.
En sus boletines de 2024-2025, el Observatorio Europeo de Datos sobre el CBD (EMCDDA) informa de detecciones aisladas de THCNM en productos de vapeo ilegales o de diseño. Sin embargo, las concentraciones suelen ser impredecibles y carecen de certificados de pureza, lo que reduce la seguridad y perjudica la reputación del mercado legal del CBD.
En Estados Unidos, los reguladores aún no han emitido una postura definitiva. Sin embargo, la jurisprudencia de la DEA sugiere que las sustancias estructuralmente similares al Δ9-THC pueden considerarse análogos, incluso si no figuran formalmente en la lista. Esto significa que los productos de THCNM podrían estar sujetos a la supervisión federal.
Por lo tanto, incluso los proveedores oficiales de estándares químicos señalan que el THCNM es solo para uso en laboratorio y no está destinado al contacto con sistemas biológicos fuera de entornos experimentales.
Aunque el estatus oficial del THCNM sigue siendo incierto, el interés por su investigación continúa en aumento. En entornos de laboratorio, este compuesto se utiliza como modelo para estudiar los mecanismos de interacción de los cannabinoides con los receptores CB1. Resulta de particular interés la capacidad de diferenciar la acción psicoactiva de los efectos terapéuticos, como por ejemplo, los efectos analgésicos o ansiolíticos.
Modelos teóricos previos y analogías con otros cannabinoides modificados sugieren posibles interacciones entre el THCNM y las enzimas CYP450, incluyendo la CYP2C9. A fecha de 2025, no existen datos confirmados al respecto, por lo que cualquier conclusión es meramente una hipótesis y no puede considerarse un hecho probado.
Un área donde el THCNM podría tener aplicaciones potenciales en la investigación es el alivio del dolor. En ensayos clínicos, el THC a veces produce una sedación excesiva, lo que limita su uso. El THCNM, con su perfil de acción potencialmente más suave, podría servir de base para modificaciones posteriores que conservarían el efecto analgésico y reducirían los efectos cognitivos indeseados.
Otra área de interés es la neuroprotección. Los modelos animales muestran que los compuestos con mayor afinidad por los receptores CB1 pueden reducir el estrés oxidativo y ralentizar la muerte neuronal. Si THCNM confirma este mecanismo, podría servir como plataforma para el desarrollo de compuestos experimentales para el tratamiento de la esclerosis múltiple o la enfermedad de Alzheimer.
Paralelamente, los químicos están probando combinaciones de THCNM con otros componentes naturales: terpenos, cannabinoides y adaptógenos. En concreto, se estudia la sinergia con linalol, beta-cariofileno y ashwagandha. La idea es crear sistemas reguladores en los que el THCNM amplifique las señales naturales del organismo. Sin embargo, todos estos enfoques siguen siendo hipotéticos y experimentales.
Uno de los principales desafíos en la investigación del THCNM sigue siendo su estabilidad. Debido al grupo metilo adicional, el compuesto es vulnerable a la oxidación y puede perder actividad al exponerse al aire o a la luz. Esto dificulta su uso y almacenamiento, ya que, sin formulaciones protectoras, su estabilidad se reduce significativamente.
La segunda preocupación radica en las posibles interacciones metabólicas. Una publicación de la Universidad McGill sugiere que el THCNM podría interferir con la enzima CYP2C9. Esta enzima desempeña un papel fundamental en el metabolismo de diversos fármacos, por lo que cualquier alteración en su actividad podría afectar la acción del fármaco. Se ha observado un efecto similar con el CBD, pero los modelos teóricos sugieren que podría ser más pronunciado con el THCNM. Hasta que estos hallazgos se confirmen, se consideran preliminares.
Por lo tanto, los científicos señalan que, a pesar del gran potencial del THCNM, es demasiado pronto para hablar de su seguridad o valor práctico. Se trata de una molécula en fase de investigación, no de un producto terminado. Para convertirlo en un posible agente terapéutico, se necesitan estudios exhaustivos, en particular toxicológicos.
El THCNM, previsto para 2025, representa el siguiente paso en el desarrollo de cannabinoides: de compuestos naturales a estructuras moleculares modificadas más precisas. Demuestra cómo un único elemento estructural adicional puede alterar significativamente la cinética, la potencia y las interacciones con los receptores. Sin embargo, a pesar del interés de la comunidad científica, el compuesto aún no ha demostrado valor clínico y solo está disponible para experimentos de laboratorio.
Los próximos pasos incluyen la recopilación y confirmación de parámetros toxicológicos, el estudio de las interacciones con receptores, el estudio de la estabilidad y la construcción de modelos moleculares para otros derivados. Solo entonces se podrá determinar si el THCNM tiene el potencial de formar parte de futuras soluciones terapéuticas.
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